viernes, 8 de abril de 2011

CONOCE A TU HIJO


“Diez minutos de calor igual ponen un huevo duro que derriten la mantequilla”. Esta sentencia de un famoso pensador hace alusión a que dependiendo de la naturaleza de lo que tengamos entre manos, una misma medida puede tener efectos totalmente contrarios. Quisiera aplicar este ejemplo a la educación de nuestros hijos.

Es relativamente frecuente que los padres exporten estrategias educativas de otros padres, de revistas o de programas de televisión, y que extrapolen las mismas medidas a todos los hijos, pues parece que tratando a todos igual son justos y equitativos. Nada más lejos de la realidad. La justicia consiste en dar a cada uno lo que necesita. Pongo un ejemplo simple que ayude a aclarar lo que quiero decir: Si yo soy gordita, necesitaré una talla 44 y mi hermana, que es delgadita, necesitará una 38. Por mucho que me empeñe en que siendo hermanas tengamos que tener la misma medida, su ropa jamás me quedará bien a mí y viceversa. Pasa lo mismo con la educación de los hijos. Los hay más seguros, más inseguros, más lanzados, más sensibles, más tímidos, más responsables, más imaginativos y un sinfín de adjetivos que, a buen seguro, cada padre puede añadir. Si tenemos más de un hijo, seguro que nuestra experiencia nos ofrecerá montones de situaciones en las que nuestros hijos nos han demostrado lo diferentes que son entre sí. Al igual que con las tallas de ropa, con las estrategias educativas, lo que ha funcionado con uno puede no funcionar con otro...; puede, incluso, ser perjudicial para él según sea su carácter, su temperamento y su personalidad.

En la educación de los hijos no hay remedios universales y nadie mejor que un padre responsable para conocer a su hijo, y para saber, por tanto, qué estrategia le puede ayudar y cuál puede no hacerlo o puede llegar a hacerle daño. De los orientadores, los psicólogos, los pedagogos, los expertos de revistas y televisivos, los padres pueden obtener ideas que han de pasar, necesariamente, por su propio tamiz antes de aplicarlas con sus hijos. Es por eso, que la insistencia fundamental ha de ser la de poner todo el empeño en conocer a los propios hijos; sólo así podremos darle a cada cual lo que necesita para crecer.

2 comentarios:

  1. ¡Cuánto daño me hicieron leer las revistas "para mamás"! que veía durante el embarazo de mi primer hijo, tenía tal cacao de consejos que hasta que no dejé todas esas teorías apartadas no empecé a comprender que le pasaba a mi pequeño.
    Gracias por la reflexión y aunque no escriba comentarios estoy leyendo con interés lo que vas posteando. Mucho ánimo
    Marina

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  2. Hola Marina:

    Gracias por tu apoyo. La mejor manera de educar a tu hijo es observarle, comprenderle y empatizar... Te felicito por estar ya en ese camino, a buen seguro os llenará de felicidad a ambos.

    Un saludo

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